Los marineros saben del fondo del mar mucho más de lo que cuentan. Conocen como nadie las coordenadas exactas de los pecios y guardan celosamente los datos registrados. A veces para evitar que se les enganche y desgarre el aparejo en un casco hundido. Otras, para aprovechar en solitario los mejores bancos de peces, que tienden a buscar refugio en los buques que fueron a pique. Son descubrimientos que no revelan fácilmente, y los exploradores de la historia naval que duerme sumergida en el mar tienen que ganarse su confianza durante años, hacerse merecedores de esta suerte de mapa del tesoro.
https://politica.elpais.com/politica/2018/07/01/diario_de_espana/1530453681_843780.html
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