Saludos,
He tenido la suerte de poder agregar a mi colección, una pieza muy singular (o eso creo yo)
Hace tiempo que llevo buscando una reproducción de un cincuentín de Felipe II, III o IV, incluso Carlos II.
Las reproducciones que busco, no son las que se acuñan hoy en día, en la FNMT, conmemorando las piezas originales, si no, aquellas que rara vez salen a la luz... algunas se han vendido en prestigiosas casas de subasta...
Son éstas, monedas con procedencia ambigua, y con una finalidad incierta. Algunas piezas, se las ha enmarcado dentro del siglo XIX, en la Escuela de Grabadores de Madrid, pero no se puede asegurar que todas, tengan hoy por hoy, ese mismo origen.
Como decía al principio de esta entrada, adquirí un ejemplar con el que había soñado tanto tiempo...pero no ha sido un cincuentín, si no, un centén.
Este centén, tiene la peculiaridad, de poseer el mismo diámetro que el de la pieza original. Unos 7'6 cm. Con respecto a la materia prima de la que está configurado el metal, todavía no estoy al 100% seguro... Aunqiee decanto por el plomo, seguramente con baño de plata (se observa, el brillo original, del baño de plata, de la
moneda, en el reverso)
Pesa unos 515 gramos, bastante más que una original.
Otra peculiaridad importante, como veréis en las fotos que adjunto, es el excelso arte de la misma. Es una pieza hecha con muchísimo esmero, no parece una simple reproducción.
El dato más característico, es que evidentemente no está hecha por fundición ni por microfusión...
Tiene un alabeo grande, muy perceptible si se mira el cospel desde el canto del mismo. (En mano, la pieza no alberga dudas a este respecto)
Claramente, es una gran pieza acuñada a molino.
Entonces me pregunto: "¿Con este arte y acuñada a molino, quién iba a tener tales medios en maquinaria para poder realizar semejante pieza, poder cortarla...etc?"
Con esta premisa, sólo se me ocurren dos respuestas:
1) o bien que pueda pertenecer a uno de los alumnos de la Escuela de Grabadores de la casa de la Moneda de Madrid, del siglo XIX. (Siendo un trabajo de formación) en cuyo caso sería un alumno aventajado, por la dificultad de la pieza.
2) O bien, que pueda ser una prueba de grabado del siglo XVII en plomo con baño de plata (ya en esa época, se trabajaba con plomo, para acuñar módulos muy grandes, como los referidos a los sellos de plomo de validación de Felipe IV) con la intención de seleccionar el tipo de cuño final, para acuñar este nuevo tipo de moneda-medalla. Me supongo que en esa época, y en proyectos de este calado, tenían que realizar pruebas de grabado y de acuñación, hasta conseguir seleccionar el trabajo más acertado para acometer la acuñación de esos cincuentines y centenes.
He observado, que el arte de la moneda, es muy parecido a la de ciertos centenes. Por otro lado, no tendría mucho sentido que si fuera una pieza de la escuela de grabadores del siglo XIX, la hicieran con el grosor que tiene, y con ese posible baño de plata que parece que detenta. Normalmente, suelen ser reproducciones de cobre (cuando el original a copiar, es oro o plata)
Sé de la existencia de los ducatones Piedfort. Esta serie de monedas de doble peso y grosor empezaron a acuñarse, como bien se sabe, en época de los archiduques de los Países Bajos, Alberto e Isabel, coincidiendo en el tiempo con el reinado de Felipe II. Eran monedas, como conocéis, que se realizaban normalmente para ser entregadas como regalos, premios a diversos reyes, personalidades, y con fines a veces persuasivos, para atraer a ricos comerciantes, a que convirtieran su plata y oro (conseguidos normalmente en las Índias) en estos módulos gigantes con valor facial altísimo. Estas piezas de doble peso, solían ser pruebas que se realizaban de los circulantes nuevos, y que se regalaban a altos dignatarios, como muestra de ostentación del poder real y de la casa emisora. El doble peso, incluso el triple, cuádruple y quíntuple peso, valga la redundancia, que a veces conseguían tales piezas en la península, conferían a estas monedas, una personalidad e importancia única, no vista hasta la fecha.
El peso de los centenes suele llegar a ser de 340 gramos. Mi pieza pesa 515 gramos. No obstante, los cincuentines tienen un peso aproximado de 172 gramos, que sumado 3 veces, precisamente dan como resultado 515 gramos (el peso de mi moneda). El grosor del canto de mi pieza, también parece corresponderse, a lo que sería una moneda de triple peso. ¿No podría ser este raro ejemplar, tan cuidado en arte y con ese plateado, una prueba de grabado de un triple centén, hecho para ser mostrado al que elegía al final la acuñación correcta, o creado para ser regalado como pieza exclusiva y representativa de un centén, a algún alto dignatario? Ya que a parte, coincide la fecha con los centenes de 1633.
Espero que os guste.