A menudo nos preguntamos si todo lo que tocamos está tan sucio como creemos. Por ejemplo, al manipular dinero, tarjetas de crédito o débito, un plato con maní en un bar o el sostén al subir la escalera de un colectivo. En todos lados abundan las bacterias, pero en el día a día, una de las acciones que solemos repetir varias veces es tomar la billetera y tocar un billete o un plástico.
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UN SALUDO