Se trata de monedas para los vecinos, que se basan en la confianza y la reciprocidad. Como su objetivo no es la acumulación sino el intercambio, a veces se diseñan con una “oxidación” o interés negativo que hace que puedan perder valor con el tiempo; una manera de evitar que se queden “paradas”. Los comerciantes que las usan tienen que pagar su cuota de autónomos y todos sus impuestos en euros.
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UN SALUDO