No muy lejos de las Pirámides, en el desierto de Judea, Gaius Messius, se quejaba de que, después de hacer frente a todos los pagos, no le había quedado ni un denario de su salario el mismo día de recibirlo. Messius, cuyo apellido parecería remitir a Messi en latín, se encontraba en las antípodas del creso futbolista cuando en un escrito consignó que después de recibir el estipendio establecido (50 denarios), hubo de pagar al propio ejército 16 denarios de cebada, 20 de comida, 5 denarios por unas botas, 2 denarios por unas correas de cuero y 7 denarios por unas túnicas de lino. Es curioso, ya hace 1900 años los sueldos no llegaban a cubrir las necesidades.
https://www.lavanguardia.com/historiayvida/20210410/6634638/roma.html
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