Eran una especie de moneda no oficial que se empleaba para el trueque, ya que no tenían permitido acceder a dinero de curso legal. Cuando se abolió la esclavitud en 1863, la leyenda dice que arrojaron miles de estas cuentas al mar como señal de rechazo al sistema colonial. Ocasionalmente, buceadores o turistas todavía las encuentran hoy y, aunque quizá no sean auténticas en todos los casos, las lucen como orgulloso signo de libertad.
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