Su afición era tal, que llegó a recopilar durante sus largos viajes por Europa un enorme tesoro de especímenes botánicos, zoológicos y geológicos que llamó la atención del mismísimo Fernando VI, quien se interesó por hacerse con algunas de las joyas del naturalista. Tras varias ofertas rechazadas, fue Carlos III el que terminó aquello que había empezado su padre aceptando el botín en donación a cambio de constituir con él un Real Gabinete de Historia Natural en Madrid con la condición de abrirse bajo la dirección de Pedro Franco Dávila. El monarca firmó el decreto de su creación el 17 de octubre de 1771, hace justo 250 años.
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