Pero lo que verdaderamente distingue la labor de Newton en la Casa de la Moneda es su implacable persecución de los falsificadores. Tomó este aspecto de su trabajo con extrema seriedad, empleando métodos que algunos podrían considerar sorprendentemente agresivos para la época. Disfrazado, frecuentaba bares y tabernas para recolectar pruebas él mismo, mostrando un lado audaz y astuto. Personalmente investigaba casos, realizaba interrogatorios y seguimientos. Su determinación en llevar a los falsificadores ante la justicia era incansable. Entre junio de 1698 y la Navidad de 1699, llevó a cabo más de 100 interrogatorios de testigos, informantes y sospechosos, resultando en la exitosa prosecución de 28 falsificadores de monedas.
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UN SALUDO