EL TESORO DE LA II GUERRA MUNDIAL
EL AUTOR del reportaje mantiene que Japón pudo
enterrar en Filipinas más de un millón de toneladas de oro. Sería el
mayor tesoro de la Historia. Y sólo una parte mínima ha sido rescatada
DANIEL ESTULIN
Teresa, un valle rodeado por montañas ricas en mármol, está situada en la Sierra Madre, la cordillera más larga de las Filipinas.Sólo unos pocos saben que ese lugar forma parte de la intrahistoria jamás contada de la Segunda Guerra Mundial. Una leyenda sobre un tesoro que fue robado y luego ocultado por las Fuerzas Imperiales Japonesas. Pocos supieron, en el siglo XX, de aquel botín sepultado.Un puñado de militares, unos cuantos dirigentes mundiales y un cazatesoros llamado Curtis, nombre en clave de un estadounidense cuyos conocimientos permitieron extirpar de la tierra toneladas de oro.
En la noche del 27 de abril de 1973, tras casi dos meses de excavación, un destacamento del 16º Batallón de infantería filipino, con Curtis dirigiendo las operaciones, llegó finalmente a su objetivo.En torno a las 23 horas, una de las excavadoras pesadas golpeó un tambor cilíndrico de acero enterrado a una profundidad de 15 metros. Ese era un lugar excavado para los japoneses por varios centenares de prisioneros de guerra americanos, australianos y filipinos que luego fueron asesinados y enterrados con el tesoro.El equipo de Curtis encontró esqueletos que aún vestían sus uniformes andrajosos y sus cascos.
Los soldados vieron metal pesado de color amarillo, que brillaba en medio de los focos. Los lingotes eran de 40 centímetros de largo, cinco de ancho y casi dos de espesor. El escondite estaba marcado con el signo «777». Ferdinand Marcos, entonces presidente filipino, hizo todo lo posible para asegurar su anonimato. Los lingotes de oro fueron recubiertos en color negro de alquitrán y asfalto para ocultarlos, transportados en camiones reforzados por dentro con hierro forjado y camuflados por fuera para no llamar la atención.
Tras varias muertes inexplicables de sus colaboradores, Curtis, temiendo por su vida, logró escapar de las maniobras de Ferdinand Marcos, huyendo con las fotografías de todos los 172 mapas de la Lis Dorada, como se llamaba la operación ideada por los japoneses para esconder el oro robado. La leyenda del botín dorado, robado durante la II Guerra Mundial, es una de las mayores conspiraciones de todos los tiempos. Porque si se revelaran las verdaderas cantidades de oro y dinero en juego, sacaría a la luz un secreto aún más sensible: que la cantidad enterrada en Filipinas -más de un millón de toneladas- es ocho veces mayor que las cifras oficiales de entre 140.000 y 175.000 toneladas métricas extraídas en la Historia. Que tales cantidades existan fuera de los canales oficiales es asombroso. De descubrirse que esta leyenda es verdad, sería una catástrofe para la economía mundial: el oro perdería su valor.
ASI SE ESCONDIO
A partir de 1937, el Emperador Japonés, Hirohito Showa, encargó a su hermano menor, el príncipe Chichibu, liderar una operación ultrasecreta con el nombre en clave de la Lis Dorada, cuya tarea era saquear la riqueza de Asia en beneficio del Japón Imperial.El plan se ejecutó entre 1937 y 1943. Tras la batalla de Stalingrado, a principios de 1943, la inercia de la guerra comenzó a volverse en contra de los invasores. La Alemania nazi y su aliado oriental perdían posiciones.
El plan para trasladar el tesoro a Japón tuvo que posponerse debido al bloqueo tejido por los norteamericanos. Obligado a dejar el botín en territorio extranjero, el ejército japonés creó una brigada de ingenieros y cartógrafos para enterrar los tesoros. Tardaron meses en construir complejos sistemas de túneles lo suficientemente grandes como para guardar los camiones.
La inmensa cantidad de oro se dividió en baúles de varios tamaños antes de ser enterrados. La mayor parte de la misma, un total de 172 cofres, fue sepultada en o alrededor de las Islas Filipinas antes de la final de la Segunda Guerra Mundial. Los cartógrafos japoneses se ocuparon de hacer mapas de cada escondite y los contables de confianza del emperador marcaron los baúles con tres dígitos que distinguían el valor del oro. El escondite marcado con «777», el que estaba cerca de Teresa, era la parte más cuantiosa del tesoro y habría almacenado más de 90.000 toneladas, lo que equivale al 75% del oro que circula en el mundo. Según esta leyenda cada túnel estaba lleno de trampas explosivas y de callejones sin salida.
De hecho, entre 1973 y 1985, los hombres de Marcos solamente habrían excavado 13 escondites de un total de 172. En ellos extirparon de las entrañas del suelo 63.321 toneladas de oro y metales preciosos, cerca de 2.000 billones de euros al valor actual. Cuando el Gobierno estadounidense se dio cuenta, a Marcos le llegó una carta con el membrete de la Comisión Trilateral para que devolviese ese oro a 2.000 bancos acreditados estadounidenses y europeos. Como moneda de cambio, a Marcos se le concedía un porcentaje pequeño del tesoro en forma de un préstamo del Banco Mundial. Marcos se negó a firmar el documento. Al poco tiempo, él y su mujer Imelda llegaban a su exilio de Hawai tras una revuelta popular.
Pero la Lis Dorada abarcaba mucho más que los tesoros de Filipinas.Se especula que 72.000 toneladas fueron enviadas a Fort Knox a bordo del portaaviones nuclear Presidente Eisenhower y que otras 62.000 se enviaron a bancos de Inglaterra, Suiza y Alemania.Una parte de aquellos fondos habrían servido para las operaciones mundiales de lucha contra el comunismo. Otra parte fue destinada al Triángulo Dorado como moneda de cambio por el opio gracias a los esfuerzos de la CIA y el Nugan Hand Bank.
Este proceso recibió un apoyo considerable del entonces Presidente Nixon, que en 1971 eliminó la convertibilidad en oro del dólar norteamericano. La eliminación de la convertibilidad llevaría a la moneda estadounidense a una hegemonía mundial, que de forma extraoficial se convertiría en la preferida por el narcotráfico.
¿De cuánto oro se trataría de ser cierta esta historia? Una estimación conservadora: alrededor de 1,3 millones de toneladas métricas.Un cambio del orden mundial.
Daniel Estulin es autor del bestseller «La historia definitiva del Club Bilderberg»
Fuente: "El Mundo"
¿Ficción o realidad?
Se cita esta operación en algunos libros, hay quien afirma que todavía queda muchísimo oro enterrado y quien piensa que es todo mentira. Si fuera cierto, la cotización del oro prodría caer a mínimos históricos... ¿qué pensaís?