La mayoría de las monedas que conozco que han sido engarzadas, puestas en joyas o usadas como botones, se "sacrificaron" a mediados del siglo XX, una vez que ya no estaban en circulación.
Luego sus dueños (o sus herederos) se dieron cuenta de que aquello era una horterada y deshicieron la joya, salvando como pudieron la moneda.