Hola,
Murcia estuvo sujeta a Muhammad I desde el año 1261 al 1266.
Dicen los Anales de la Corona de Aragón:
“Sucedió que en el año 1261, estando el rey don Alfonso en Castilla muy alejado de aquella frontera, los moros del reino de Murcia tuvieron trato con el rey de Granada que en un día se alzarían todos contra el rey don Alfonso, porque el rey de Granada con todo su poder hiciese la más cruel guerra que pudiese. El rey de Granada allende que tenía ganados los moros del reino de Murcia, desde que se desavino del rey de Castilla tenía concierto con los moros de Africa, y había procurado que pasasen gran número de jinetes a España, con esperanza que tornarían a cobrar, no solamente lo que habían perdido en la Andalucía, pero el reino de Valencia. Y cada día pasaban escondidamente gentes de Abenza, rey de Marruecos.
También los moros que estaban en Sevilla y en otras villas y lugares de la Andalucía debajo del vasallaje del rey de Castilla, gente siempre infiel y entonces libre de miedo, trataron para cierto día rebelarse todos y matar los cristianos, y apoderarse de los lugares y castillos fuertes que pudiesen, y tentaron de prender al rey y a la reina que estaban entonces en Sevilla.
Pero no sucediéndoles el trato como lo tenían maquinado, los moros del reino de Murcia declararon su rebelión y cobraron la ciudad y los más castillos que estaban por el rey de Castilla. Y el rey de Granada con este suceso comenzó la guerra contra el rey de Castilla por los lugares de la Andalucía, y estuvo en punto de perderse en breves días todo lo que el rey don Fernando en mucho tiempo había conquistado”.
Y más adelante siguen diciendo:
“Solamente restaba por cobrar la ciudad de Murcia, cuando el segundo día del mes de enero de 1266 partió de Orihuela a poner cerco sobre ella; y fue el primero que llegó, siguiendo aquella costumbre de guerra que guardaban entonces, que al tiempo de darse la batalla, ordinariamente los reyes estaban en su retaguarda; pero para asentar su real, cuando se había de cercar algún lugar, iban los primeros, porque el sitio se reconociese mejor y se fortificase el real en parte que mejor pudiesen los enemigos ser combatidos y no les fuese forzado mudarse.
Señaló un adalid al rey el lugar donde el real se había de asentar; y reconociendo el rey la ciudad, vio que estaba tan cerca que no había sino un tiro de ballesta, y dijo: “Adalid, muy locamente nos alojáis; pero pues habéis señalado este lugar, yo os digo que lo defenderemos, o nos costará caro”; y mandó ordenar sus estancias y fortificar el real.
Los primeros días salían los moros fuera y lanzaban saetas contra los nuestros, de que se recibía mucho daño. Y no contentos con defenderse, salieron fuera del muro con demasiado atrevimiento por tener tan cerca la guarida.
Asentando los nuestros su real, porque los molestaban con muchos tiros de piedra y saetas, el rey mandó que algunos ballesteros pasasen a ofender a los de dentro, y que parte de su caballería, con los caballos armados, se pusiesen delante de los portillos para defenderlos de las saetas. Y así se entraron aquel día los moros en la ciudad, cuando el sol se ponía, y pasó un mes que no salieron fuera de los muros para pelear.
La ciudad, allende que era muy bien murada de baluartes y torres y se pudiera defender, estaba proveída de mucha y muy escogida gente; y tenía todos aquellos aparejos y pertrechos que para un largo cerco les había enseñado el miedo y el uso de las guerras pasadas. Estuvo el rey brevemente muy en orden, y hacían cada día mucho daño a los de dentro; y el rey mandó sobreseer en las talas por escusar que no se destruyese la vega y campiña de aquella ciudad con esperanza que se les rendiría.
En este medio, el rey secretamente trataba con los principales de Murcia que se rindiesen, ofreciendo que les haría guardar la misma concordia que habían asentado cuando fue ganada por el rey de Castilla aquella ciudad y les alcanzaría perdón de su rebelión. Finalmente cobraron tanto miedo del rey, entendiendo cuan por suya tenía aquella empresa, que se concertaron en este partido y echaron al alcaide del rey de Granada, que estaba en el alcázar, porque se había de entregar al rey. Y para esto, cierto día el rey mandó que cincuenta caballeros con sus caballos encubertados y con sus escuderos y ciento veinte ballesteros de los de Tortosa subiesen al alcázar. Y el rey se quedó a la ribera del río de Segura, junto al alcázar; y aquellos caballeros se apoderaron de todas las torres y levantaron el estandarte real”.
No se me ocurre nada que impida que tanto esta moneda como el dinar estén acuñados en esta época.
Saludos,