Como todos los mitos, el "vellocino de oro" está basado en una antiquísima costumbre europea de extracción de oro de riachuelos, consistente en anclar en el fondo de los mismos pellejos de carneros, sin lavar con cal, para desengrasarlos. De forma natural con las crecidas por las sucesivas lluvias, los lodos del fondo pasan por encima quedándose adheridos el polvo de oro a los largos pelos con su grasa natural. Hasta hace unos 40 años en Siberia seguia usándose este sistema.
Las descripciones que existen de los viajeros rusos hablan del impacto y del peso que experimentaban al poder contemplar estas piezas.