La historia de Cádiz es la propia de una ciudad marcada por su estratégica situación militar y comercial, a caballo entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo. Este asentamiento fenicio de fundación tiria; Gádir , el más antiguo de occidente, fue una ciudad volcada al mar y al comercio. De ella partió Aníbal para la conquista de Italia[4] y el propio Julio César le concedió el título de civitas federata al Senado romano. La ciudad alcanza una gran prosperidad en la época romana, se construyen anfiteatros, acueductos y se convierte en la segunda ciudad más poblada del Imperio durante un breve período. Durante esta época vivían en la ciudad más de quinientos equites (una casta de ciudadanos notables), rivalizando con Padua y la misma Roma.
Durante las crisis del siglo III del Imperio romano, la misma caída de éste y las conquistas visigodas, la ciudad entra en un declive importante; entrando en una época oscura y perdiendo la capitalidad de provincia y su importancia comercial y estratégica. El derrumbamiento de las redes comerciales del Imperio, tan necesarias para Gades como para cualquier ciudad importante, hizo la mayor parte. El estilo de gran ciudad abierta de la antigüedad dio paso lentamente a una ciudad amurallada más pequeña, de estilo común en la Edad Media. Desesperados por la necesidad económica, muchos de estos antiguos habitantes de Gades, se vieron forzados a renunciar a derechos básicos para recibir protección de los grandes terrateniente y partir a pueblos del interior; por ejemplo a Asido Caesarina Augusta (la cual se convirtió en capital de la provincia bizantina, siglos después).
La ciudad es conquistada por los bizantinos en el año 522, reconquistada por los visigodos en el 620 y conquistada por las tropas de Tariq Ibn Ziyad en el 711, con la batalla del Guadalete. Durante esa época es demolida la estatua de Hércules, en el templo de Hércules.
La reconquista de Cádiz se engloba en la reconquista del Guadalquivir (1243-1262), incorporándose en 1264 a la corona de Castilla. No es hasta la Reconquista cuando se instaura en la Bahía de Cádiz los astilleros reales de la Corona de Castilla y el comienzo de la era de los descubrimientos cuando resurge la ciudad con gran impulso.
De sus puertos partieron numerosos descubridores, como Cristóbal Colón o Álvar Núñez Cabeza de Vaca,y conquistadores en la época colonial lo que la enriqueció y posibilitó, siglos después, la creación de una sociedad burguesa gaditana, liberal y revolucionaria. Como ciudad que tuvo el monopolio comercial con América, sede de la Casa de Contratación y Flota de Indias, fue escenario de numerosas batallas navales y de la creación de la primera constitución española.
En decadencia, después de su implicación en la Guerra de la Independencia y hundida tras la pérdida de Cuba, la ciudad no ha parado de crecer, si bien no ha recuperado su importancia en el ámbito nacional.
Fundación de GádirArtículos principales: Fenicia y Tartessos
La tradición clásica sitúa la fundación de Cádiz ochenta años después de la guerra de Troya. Ello sitúa la fundación entre los siglos XIII a. C. y XI a. C. (y según los cálculos de Tito Livio y Marcus Velleius Paterculus en 1104 a. C.); lo que la convierte en la ciudad de Occidente de cuya fundación se tienen referencias más antiguas (teniendo como referencia la fundación de Cartago sobre el siglo IX a. C.). No hay yacimiento que lo verifique, puesto que los restos encontrados hasta la fecha son del siglo VIII a. C. Los yacimientos próximos más antiguo son los encontrados en la misma ciudad de Cádiz, también el yacimiento de Doña Blanca, situado en el actual término municipal de El Puerto de Santa María) y el del Cerro del Castillo, en Chiclana. También se le asocia al nombre de Tarsis, la capital del reino de Tartesios. Así lo hizo, en su Ora Marítima, el poeta romano Rufo Festo Avieno en el Siglo IV cuando podría referirse a ella como la "isla entre dos ríos".
Fundada por navegantes fenicios de Tiro, fue establecida con el nombre de Gádir , sobre lo que antaño era un pequeño archipiélago (formado por las islas: Erytheia, Antípolis y Kotinousa) y en la actualidad el conjunto de Cádiz y San Fernando, para explotar las ricas rutas atlánticas del estaño, del cobre y el mercado tartésico-turdetano. Fue conocida por los griegos como τὰ Γάδειρα, Gádeira y por los romanos como Gades; y es de ambas de donde viene el gentilicio gaditano. Como casi todos los historiadores que han tratado de investigar sobre la fundación de Cádiz, nos presentan la leyenda de Hércules venciendo al gigante Gerión de tres cabezas, uno de los reyes legendarios de Turtesis, hijo de Kallirhõe y de Khrysaor (el hombre de la falkata de oro), que vivía en la isla Erytheia. Era también denominada Eritheya debido a los tirios primitivos, antepasados de los cartagineses, que decían haber venido del Eriteu o mar Rojo.
Según Timeo de Tauromenio la isla mayor se llamaba Kotinoussa donde abundaban los olivares. Los romanos asimilaron Eritheya con Tartessos (Plinio el Viejo menciona un texto que también menciona Heródoto en donde dice que Argantonio vivió 80 años en Gades, ver mapa romano de abajo); los cartagineses Gádir, palabra que según la lengua púnica quiere decir "muro" o "lugar cercado".
Se desconoce la situación exacta en donde se fundó la ciudad. La mayoría de los arqueólogos apoyan la tesis de que la ciudad se fundó en la la isla de Erytheia en algún emplazamiento próximo a los lugares citados por los autores clásicos.
En la tercera expedición fundaron Gadeira, y alzaron el santuario en la parte oriental de la isla, y la ciudad en la occidental.
Estrabón, Geographiká, III,5,5.
Según otras tesis, se construyó en los que hoy es el Castillo de Doña Blanca, dejando lo que hoy es Cádiz como recinto sagrado y su posterior utilización como casco urbano a los s. VII a. C. y s.VI a. C..
Muy posiblemente, el primer casco antiguo de la ciudad se encontraba en la isla de Erytheia, la de menor tamaño. Se ha encontrado un factoría de salazones en lo que sería la orilla de Erytheia en el canal que separaba las dos islas, hoy día enterrado bajo la ciudad y denominado "Caleta-Bahía". Posiblemente era la desembocadura del Guadalete millones de años antes, durante las glaciaciones, cuando el nivel de las aguas estaba muy bajo.
La ciudad contaba con diversos templos y santuarios dedicados a Melkart. El más importante de todos fue conocido en la antigüedad como el santuario de Hércules o Herakleión situado en lo que actualmente es el islote de Sancti Petri. Aparte de servir de culto, probablemente se auspiciaban numerosos acuerdos comerciales poniendo a la respectiva deidad como testigo. Según lo que cuenta Silius Italicus en el s. 1 d.C.,
Los sacerdotes, que son los únicos que tienen el honor de penetrar en el santuario, han cerrado su entrada a las mujeres y cuidan de alejar de él a los puercos. Llevan ante el altar vestidos de un solo color; el lino cubre sus miembros; una cinta pelusíaca brilla en sus temporales. Por lo general, cuando ofrecen incienso cúbrense con un vestido talar, y cuando inmolan víctimas dicha vestimente va bordada de púrpura, según vieja costumbre; llevan los pies descalzos y la cabeza pelada, y guardan celibato. En los altares arde un fuego que no ha de apagarse nunca. Imagen alguna ni estatua de los dioses llenan con sus majestades divinas el santo lugar, ni les infunden sacro respeto.
Según nos cuenta Cicerón varios siglos después, (Cic. Balb. 43), la ciudad contaba con un templo con culto a Moloch en el que se hacían sacrificios humanos, posiblemente el molk. La ciudad contaba también con altares para la pobreza, las artes, los servicios a Menesteo, la veneración a Temístocles y otros héroes y semidioses. Filostratos, (Filostra., VA 5,2-4), menciona que había un altar dedicado a la vejez en el que ofrecían servicios además de un culto especial a la muerte, en el que se decía que si las mareas eran altas las almas de los enfermos moribundos no morían.
Desde su fundación fue metrópoli de las ciudades y factorías fenicias atlánticas y durante la ascensión de Cartago. A la muerte del rey Argantonio (Hombre de plata), rey de Tartessos, socio comercial y aliado de los focenses, hacia 530 a. C., estalla una guerra entre los fenicios y los tartesios. Las causas de esta guerra son probablemente el que los tartesios aspiraban quizás a sacudirse la tutela comercial establecida por los fenicios de Gadir o quizá dar salida al comercio de los metales, interrumpido por la presión asiria sobre las ciudades del extremo oriental del Mediterráneo. Gadir pidió ayuda a Cartago ante la mayor presión que ejercían los tartesios lo que desembocó en las guerras heleno-púnicas