Bueno, todo es relativo. El problema de la diferencia entre una traducción literal y otra figurada (y los a veces infinitos grados intermedios entre ambas) existe para todas las lenguas.
Por este y otros textos me consta que los autores no solo dominan la lengua árabe, sino también otros aspectos como los sutiles matices ideológicos que pueden existir tras una expresión cualquiera; y además que se han especializado en el entorno y la ideología almohade, por lo que sus tesis en principio me resultan bastante creíbles. Personalmente carezco de una opinión fundada, pues desconozco el idioma, y mis ideas sobre el pensamiento almohade aún son bastante... etéreas.
Otra cosa distinta es si el común de los mortales (yo mismo) es capaz de asumir el verdadero alcance de dichos matices: para los autores seguro que es una cuestión fundamental; para mí, bueno, cualquiera de las traducciones -grosso modo- me vale, aunque agradezco de veras el intento que hacen por aclarármelas. Poco a poco intentaré quitarme de encima la impronta dejada por otros autores, fundamentalmente Medina, y asumir estas otras ideas más exactas; va a ser difícil, pues aquellas se han ido convirtiendo en algo casi genético...
Quién sabe, a lo mejor sería preciso extender el punto de vista de este libro al resto de acuñaciones de al-Andalus, sin querer seguimos tirando de traducciones decimonónicas...
Saludos.