No sé si se dan cuenta, pero con ello también se financia el Estado. Piensen principalmente en quienes compran esas monedas conmemorativas que todos los años acuña la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. A cambio de un trozo de metal cuyo coste es una pequeñísima parte del valor facial, y que nunca entrará en circulación (con lo que no aumenta realmente la cantidad de dinero), el Estado recauda dinero. No es poca cosa. Es interesante resaltar que quienes compran esas monedas muestran que para ellos “valen” más que su valor facial. Bien sea como inversión, es decir, piensan venderlas en un futuro por una cantidad superior de dinero, o por su interés personal como coleccionistas. Así que esas monedas tienen un coste de producción, un valor facial, un precio actual (puesto que muchas veces el valor facial no coincide con el precio al que se venden en la FNMT) y expectativas de precio futuro, que obviamente son cada uno diferente de los demás. Y a todo esto, son monedas que no funcionan como monedas.
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UN SALUDO