Al escaso interés de estos tiempos se añade la falta de relevo generacional. Cuando el titular de un puesto se jubila, desaparece. «No hay gente nueva que entre a formar parte porque es muy sacrificado. Hoy en día no es algo de lo que se pueda vivir», señala Aberasturi.
En el único puesto de filatelia que queda -antes había seis- aseguran que «se coleccionan menos cosas». Rosa María Imaz , que lleva 20 años en el mercado, vende sellos a veinte céntimos pero todavía conserva piezas especiales que pueden alcanzar los casi mil en el catálogo. En la actualidad quedan tres mercaderes dedicados a la numismática. Hubo hasta 30. «Llenábamos todo el pasillo», describe Blanca González. Con 25 años como vendedora, echa en falta más compañeros. «Algunos no vienen porque no les compensa», revela. «Siempre es bueno que haya muchos puestos: no es competencia, sino más posibilidades de venta».
http://www.elcorreo.com/vizcaya/20130721/local/chispa-plaza-nueva-apaga-201307161807.html
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