El primer emperador de Roma agudizó al máximo su sentido de la propaganda. Después de humillar en el campo de batalla a Marco Antonio y Cleopatra en el 27 antes de Cristo se encargó de airearlo para la posteridad en un cuaternión de oro: en el anverso refulge su juvenil perfil circundado por las palabras emperador y césar; en el reverso se talló un hipopótamo, símbolo del Nilo, junto a dos palabras telegráficas. Y lapidarias: ‘Egipto conquistado’.
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UN SALUDO