Entre sus anécdotas, Nonaka relata cómo en 1915 recuperó el cádaver del general Rodolfo Fierro del fondo de la laguna Guzmán, de Casas Grandes, gracias a las cualidades de buzo de profundidad que adquirió en Japón, para que el cuñado del militar, el coronel Buenaventura Herrán, pudiera quitarle al cuerpo “cuatro anillos de oro con diamantes, pulseras, un reloj y dos víboras de cuero llenas de algo”.
También su último trabajo para Villa: cuidar a 64 heridos en la iglesia del poblado de San Buenaventura tras la incursión del “Centauro del Norte” a Columbus, Nuevo México, del 9 de marzo de 1916. Sin embargo, el japonés no pudo cumplir el encargo porque el cura local traicionó a Villa, entregó a los 64 heridos al general estadunidense John Joseph Pershing, que con sus subalternos Dwight J. Eisenhower y George Patton perseguía en territorio mexicano al jefe revolucionario, y huyó con los 10 mil pesos en monedas de oro que recibió de éste para cuidar a los villistas.
http://www.entornointeligente.com/articulo/5939560/Un-samurai-en-la-Revolucion-Mexicana
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