Pero la Biblioteca tenía otra singularidad que la hacía especial. Aunque su entrada natural estaba en s´Alamera, disponía de una segunda sala que tenía salida a la calle de Abel Matutes Torres y en la que había una mínima pero bellísima muestra de nuestro patrimonio histórico y etnológico. Allí teníamos la indumentaria tradicional ibicenca, ánforas púnicas y romanas, vitrinas con monedas de la ceca cartaginesa y variopintas armas de los tiempos corsarios, cutxilles, catxorrillos, fusells, sabres, piques, garfis d´abordatge, ampolles de foc, etc. Al pequeño museo se accedía desde la Biblioteca por una puerta acristalada y era raro, después de consultar algún libro, no salir a la calle por aquella sala para ver de pasada aquellos antiguos objetos que nos fascinaban y que acabaron siéndonos familiares. En los años cuarenta, la Biblioteca, con 12 mesas y 60 asientos, registraba una media diaria de 112 lectores y 144 libros consultados. Para nosotros, sin embargo, el camino hasta la Biblioteca fue largo. Yo no la descubrí hasta los 12 o 13 años, al entrar en la adolescencia.
http://www.diariodeibiza.es/pitiuses-balears/2015/07/26/biblioteca/783135.html
UN SALUDO