De las profundidades han emergido columnas de granito rojo, bloques de piedra caliza, joyas y monedas del período bizantino. Resguardados por casi dos metros de arena, se hallan los cimientos de un muro de 103 metros que habría rodeado un templo de grandes proporciones. Ambas ciudades conocieron una prosperidad que arruinó la fundación de Alejandría por Alejandro Magno en el 331 a.C. Hasta su reciente renacer, los textos clásicos habían mantenido a buen recaudo su evocación.
http://www.elmundo.es/ciencia/2015/09/27/560596dae2704ebd688b45b5.html
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