Totana Factory, así bautizó una publicación inglesa en 1913, a El Corro y El Rosao; dos curiosos personajes que a finales del siglo XIX le vendieron sus falsificaciones arqueológicas a los mejores museos del momento. Un payo y un gitano, de pueblo, listos como el hambre… la picaresca española frente a especialistas laureados, pulcros académicos y devotos de las antigüedades. Esa parece ser , al menos, una parte de la historia que arranca en un perdido yacimiento arqueológico del interior de Murcia, La Bastida, cerca de Totana.
http://blogs.publico.es/strambotic/2015/10/totana-factory/
UN SALUDO