La mayoría de los grabados presentes en la exposición Rubens, Van Dyck y la Edad de Oro del grabado flamenco son a buril. Una técnica dificilísima que consiste en dibujar con un punzón sobre una plancha de metal. El aprendiz de grabador pasa más de media vida realizando líneas paralelas, cada vez más largas y más curvas. Si una le sale más ancha (porque presiona más fuerte), más junta, o, lo peor de todo, temblorosa, hace un extraño en la imagen. Porque esos trazos sirven para dar un valor de gris preciso, de modo que el ojo interpreta esas pequeñas salidas de tono como una equivocación garrafal. Y esos errores son casi imposibles de borrar. Pese a todo, el maestro grabador es el gran desconocido de la profesión artística.
http://www.metropoli.com/arte/2016/01/06/568b9dba46163f44068b4646.html
UN SALUDO