Del azur, el gules o el sinople al Pantone o al láser. La heráldica tiene su aire, romántico, pausado, altivo; y los nuevos tiempos, el suyo, aséptico, técnico, veloz. Y ambos se funden estos días en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, en Madrid. Allí se está acuñando una moneda conmemorativa para celebrar el 50 cumpleaños del Rey Felipe VI. Es una pieza de 18 gramos de plata de 33 milímetros de diámetro con un valor facial de 30 euros que guarda su secreto en la parte de atrás. Es decir, en su reverso, en su cruz. Porque en la cara, el anverso, cómo no, está el Rey, su perfil. Por detrás, en cambio, luce su escudo de armas. Y a todo color.
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