Esto coincide con la llegada del imperio Romano a Hispania. Y paradójicamente, lo que a la larga tendría como consecuencia la desaparición de estas formas de escritura paleohispánica entre mediados del siglo I antes de Cristo y comienzos de nuestra era, en un principio significó una explosión del uso de esas antiguas escrituras. Desde el ámbito privado, se volvió a usar de nuevo en espacios públicos —como monumentos, piedras funerarias o monedas—, y escribían tanto hombres como mujeres. Además, se produjo una extensión geográfica, pues de esa época ya se han encontrado inscripciones lejos de la costa, en el interior de Cataluña, Valencia y en el este de Aragón.
https://elpais.com/cultura/2018/10/27/actualidad/1540668926_438985.html
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