El autor del robo, de 1858, del que nunca más se supo fue, al parecer, un mercadante de telas, de nombre José, que anduvo por aquellas tierras, hasta que echó el ojo a las joyas.
Don Pablo Pereda denunció ante las autoridades civiles y militares de Atienza el revés padecido como denunció, ante las mismas autoridades el hallazgo, algunos años atrás, de lo que entonces pudo ser uno de los mayores tesoros arqueológicos que conoció la provincia, y que en España, a través de la prensa de su tiempo se dio en llamarlo, el tesoro de Hijes.
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