“Este estudio muestra la sensibilidad de los actuales métodos forenses para recuperar ADN de restos humanos en yacimientos arqueológicos”, aplauden los autores. Cuando apareció el esqueleto en el La Belle, en 1995, el estudio clásico de los huesos permitió calcular que aquel hombre tenía unos 40 años y medía unos 160 centímetros. El análisis de su ADN abre ahora la posibilidad de poner un nombre en su lápida.
https://elpais.com/elpais/2019/12/23/ciencia/1577120739_535303.html
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