Un amor que el rey francés Luis XV vio claro cuando, para desagraviar la actuación de sus soldados —que habían robado y paseado la escultura por la ciudad entonces ocupada—, le regaló a la estatua en 1747 el traje más antiguo que conserva, el de Caballero de la Orden de San Luis. Con el tiempo se fue afianzando la costumbre de ofrecer vestimentas al Manneken Pis, representación de un cupido sin alas en bronce de 55 centímetros de alto encargada en 1619 al escultor Jérôme Duquesnoy.
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