Eran casi las doce de la mañana de un día nublado de otoño en la costa gaditana cuando el navío español San Agustín disparó la primera andanada contra la flota inglesa. Varios días después el parte de bajas de ambos bandos ascendía a 3.692 muertos y 3.779 heridos. En Trafalgar se enfrentaron 60 navíos de guerra con un total de 5.000 cañones y casi 50.000 marineros y soldados. La tormenta que se desencadenó tras la batalla hundió numerosos barcos y fue la responsable de gran parte de las muertes.
La victoria inglesa impidió el plan de Napoleón para invadir Inglaterra, pues la enorme pérdida de navíos resultante de la batalla hacía técnicamente imposible el desplazamiento de las tropas necesarias para la invasión de la isla. Por otra parte, después de la batalla de Trafalgar, Inglaterra comenzó un periodo de cien años de supremacía militar en el mar.
Trafalgar fue el comienzo del fin del dominio español de los mares. De los 41 navíos de guerra que tenía España en 1805, se llegó a sólo tres en 1835, con los que había que garantizar la seguridad de las costas españolas y las de las colonias americanas. Contrariamente a lo que se ha dicho en otras ocasiones, España no perdió su escuadra en Trafalgar. Es cierto que se perdieron 10 barcos, un número importante, pero no la totalidad de la Armada.
Consideracines previas
Para entender la batalla de Trafalgar hay que remontarse a algunos años atrás. El 18 de agosto de 1796 Francia y España firmaban el tratado de San Ildefonso por el que España y Francia se comprometían a defenderse mutuamente de los ataques que pudieran sufrir por parte de terceros. Esta alianza supuso la entrada de España en algunos conflictos armados contra Inglaterra en ayuda de Napoleón.
El apoyo español a Bonaparte hace que en 1797, Menorca pase a manos inglesas, al igual que la isla de Trinidad en el Caribe. Este mismo año la Armada Inglesa de Lord John Jervis, desde entonces conde de Saint Vincent y en el futuro First Lord del Almirantazgo, vence a la escuadra combinada francoespañola en la Batalla de San Vicente. El Comodoro Horatio Nelson destacó especialmente en esta batalla, por lo que fue promocionado a contralmirante de la Escuadra Azul.
Trafalgar fue el punto de inflexión del enfrentamiento entre la Francia napoleónica e Inglaterra. Napoleón quería invadir Inglaterra para completar su imperio, mientras que los ingleses habían comenzado a tomar una posición ofensiva en el conflicto, tras la alianza que acababan de firmar con Austria y Rusia. El dominio de la estrategia en la lucha terrestre de Bonaparte no podía compararse con su actitud hacia el mar, que era contemplado más como un medio de transporte para las tropas, que como un elemento táctico militar. Inglaterra, por el contrario basaba su actitud ofensiva en la potencia de los cañones de sus navíos de línea.
La obligación de entrar en Inglaterra por mar era uno de los principales motivos del interés de Napoleón por la alianza con España que tenía una armada numerosa y bien pertrechada, aunque no tan eficiente como antaño.
Un plan para la invasión de Inglaterra
Napoleón ideó en 1805 un plan para la invasión de Inglaterra que consistía en enviar una gran escuadra combinada francoespañola a las Indias Occidentales con la idea de atraer a los ingleses para que defendieran las posiciones inglesas en América. Con la flota lejos de Inglaterra, la escuadra se volvería de nuevo a Europa donde se reuniría con el resto de los barcos para llevar a 160.000 hombres en 2.000 buques hasta las costas inglesas.
El problema surgió cuando regresaba la escuadra combinada de las Indias Occidentales, al mando del almirante Villeneuve. Un barco enemigo avistó a la escuadra y alertó a Inglaterra que envió una pequeña flota a luchar contra la escuadra de Villeneuve. El almirante francés, incapaz de vencer a un enemigo inferior en número, pierde algunos barcos y huye a refugiarse en Ferrol. Napoleón, indignado, le ordena partir inmediatamente hacia Brest para reunirse con el contingente que permanece a la espera de reunir los barcos necesarios para el transporte de la tropas. Villeneuve, temiendo un nuevo encuentro con los ingleses, se dirige a Cádiz y con este movimiento obliga a Bonaparte a retirar las tropas que ya no podrían partir hacia Inglaterra.
Napoleón ordena a Villeneuve que reúna la flota a sus órdenes en Cádiz y se dirija al Mediterráneo, al tiempo que envía al almirante Rossily a relevar a Villeneuve en el mando, con la seguridad de que la cobardía de éste último le impedirá salir de Cádiz antes del 15 de octubre, fecha prevista de la llegada del nuevo jefe de a flota del Mediterráneo. Sin embargo, Rossily se retrasó y llegó cuando ya no había nada que hacer.
En octubre de 1805 Inglaterra tiene en Gibraltar una escuadra de 27 navíos al mando de Nelson. Mientras que en el puerto de Cádiz se han reunido 33 navíos entre españoles y franceses. Horacio Nelson ya no es el joven comodoro de San Vicente, sino el flamante almirante vencedor de la batalla del Nilo contra los franceses. Su genio y dominio de la estrategia en las batallas navales es ya legendario.
La escuadra de Nelson realiza un bloqueo continuo a la escuadra combinada francoespañola que está refugiada en Cádiz, para impedir que pase el Estrecho de Gibraltar y se reúnan con los barcos franceses del Mediterráneo.
Prolegómenos de la batalla
El 8 de octubre, Villeneuve reúne a su Estado Mayor en un consejo de guerra a bordo del buque insignia Bucentaure. A la reunión asisten, por parte española, el jefe de la flota española Gravina, el teniente general Álava, el general Churruca, el brigadier Alcalá Galiano y los jefes de escuadra Escaño y Cisneros. Por la parte francesa asisten los almirantes Dumanoir y Magon, y los capitanes de navío Cosmao, Maistral, Villiegris y Prigny.
Los jefes de la escuadra española consideraban que era mejor esperar a que pasara la tormenta que presagiaba el barómetro. La teoría de Gravina era que, por lo avanzado del otoño, Nelson sufriría grandes daños en sus buques por tener que soportar el bloqueo en alta mar, mientras que los barcos franceses y españoles pasarían el invierno en puerto. Por otra parte, entrar en combate era claramente una mala decisión puesto que los navíos ingleses habían estado haciendo prácticas de tiro, mientras que los de la flota combinada permanecían atracados y con una dotación procedente de levas forzosas que jamás había navegado y que ni siquiera había hecho prácticas con los cañones. Por ello, la escuadra inglesa, aun en inferioridad numérica, disparaba tres veces más rápido que la combinada y con más puntería.
Villeneuve sabía que su sustituto estaba ya en camino y decidió hacer un último intento para congraciarse con el Emperador por lo que el día 19, condicionado por unos informes recibidos el día 17, considera que hay que aprovechar la inferioridad numérica de los ingleses y ordena izar las velas y hacerse a la mar, desoyendo los consejos del Gravina y del resto de los mandos españoles, presentes en el Consejo de Guerra celebrado el 8 de octubre.
Después de la batalla
Entre los miles de muertos cayeron los principales almirantes de la escuadra combinada, incluyendo a Churruca, Álava y Alcalá Galiana. Gravina murió a consecuencia de una herida recibida en la batalla meses más tarde. Nelson cayó en primera parte del combate abatido por una bala francesa. El tirador francés no tuvo muchos problemas en encontrar al almirante inglés pues combatía con todas sus condecoraciones cosidas a su casaca. Pierre Villeneuve, comandante en jefe de la flota combinada fue apresado y conducido a Londres. Una vez liberado fue hallado muerto ante de llegar a París. Aunque la versión oficial habló de suicidio, se sospecha que Bonaporte mandó asesinarlo.
Trafalgar fue una batalla fundamental en la historia inglesa. El valor de Nelson y la ineptitud de Villenueve impidieron la invasión de Inglaterra y confirmaron a ésta como la primera potencia naval del mundo. El futuro de España apenas se resintió por la derrota, La mala gestión de Godoy durante el reinado de Carlos IV que culminó con la llegada al trono español de José Bonaparte fueron hechos de más trascendencia que una batalla perdida por iniciativa francesa. En cuanto a Francia, metida de lleno en las guerras napoleónicas, una batalla perdida en el sur de España en el mar, quedó ensombrecida por las espléndidas victorias de Bonaparte en el norte de Europa.