Y no se trataba de cacos semianalfabetos, sino de verdaderas redes mafiosas. Para acuñar moneda que diera el pego era necesaria una buena inversión inicial, es decir, algún industrial o burgués con capital. Conseguida la maquinaria y un almacén grande, pero a la vez lo suficientemente discreto como para pasar desapercibido, el siguiente paso era la contratación de los falsificadores. Estos, verdaderos artistas que, además de estar dotados para el trabajo artesano, debían estar al tanto de los “cebos” que incorporara la Casa de la Moneda.
https://www.lavanguardia.com/historiayvida/mas-historias/20220831/8491661/donde-viene-expresion-mas-falso-duro-sevillano-pmv.html
UN SALUDO