Una multitud de usureros, prestamistas y deudores solía reunirse cada día en la parte más espaciosa del pórtico de la basílica Emilia, junto al arco de Jano y el pozo de Libón. De ahí las palabras de Horacio: «Oh ciudadanos, ciudadanos, lo primero es hacer dinero, la virtud viene después de las monedas. Esto lo enseña Jano, y jóvenes y viejos repiten estos preceptos, con las cajitas y las tablillas colgadas al hombro» (en referencia a las tablillas de cera que servían como libro de cuentas, codex rationum, y a las cajas donde llevaban las monedas).
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/banqueros-capitalistas-antigua-roma_20747
UN SALUDO