Aunque sus orígenes son inciertos y escasea la documentación, se considera que fue fundada en el primer milenio antes de Cristo por un pueblo
íbero: los jacetanos o
iacetanos. El historiador griego
Estrabón los citaba en el
siglo I como uno de los pueblos importantes del norte de la Península. Esta tribu llegó a ocupar un extenso reino que iba desde los
Pirineos hasta
Huesca y
Lérida y cuya capital estaba en Jaca (
Iacca). Se dedicaban al pastoreo, llevando a cabo las mujeres una agricultura complementaria, y eran de carácter violento, resolviendo cualquier disputa económica con los puños.
La presencia de esta rama de los íberos en Jaca se constata con los restos de cerámica íbera y las hojas de espadas de hierro del
siglo II a. C. que se han hallado en varias excavaciones arqueológicas.
Ciudadela
Hay otra hipótesis, menos plausible, que postuló en el
siglo XVI el cronista imperial
Florián de Ocampo (y que decía haber explicado Alonso de Nebrija) que decía que Jaca fue fundada por el capitán griego Dionisio Baco (cuyo sobrenombre era Yaco) en el año 1325 a. C.
En el año
195 a. C., el cónsul romano
Marco Poncio Catón inicia la conquista de la ciudad que terminará en primavera de
194 a. C. gracias a una trampa que las tropas romanas tienden a las iacetanas. Consistía en enfrentarlos a sus enemigos naturales, los
suessetanos, establecidos en las actuales Cinco Villas, que sitiaron
Iaca (Jaca). Los iacetanos salieron confiados a aplastar a sus enemigos y, una vez en campo abierto, fueron atacados por las legiones romanas que se encontraban ocultas en los bosques, que, además, les impedían volver a la fortaleza. Una vez hubieron acabado con ellos, asaltaron la ciudad, la cual, ocupada solamente por mujeres y niños, era una presa fácil.
Integrada en el
Imperio Romano, constituyó un punto de vigilancia de los caminos del Pirineo y desarrolló una próspera economía cuyo auge se mantuvo hasta el
siglo III. En el
siglo IV entró en decadencia por la amenaza de los bandidos que atacaban a las caravanas y a los mercaderes que transitaban los caminos pirenaicos.