Buenas
Así es, aunque el castillo era distinto si era un usuario de a pie o por el contrario, un noble, un encargado de una ceca o una monja.
A estos últimos la pena mayor era el destierro o el confinamiento en otro convento.
Es por ello que muchas de las monedas falsificadas se hacían en Conventos, como el conocido caso de las falsificaciones de la serie de 1661-1664 por parte de varios conventos cordobeses.
Saludos