Numismática es el término que se emplea para designar el coleccionismo
de monedas, tema que particularmente me apasiona desde hace muchos años y
con el que ocupo buena parte de mi tiempo libre. En los últimos treinta
o cuarenta años, la proliferación de monedas conmemorativas circulantes
en nuestro país es muy importante, apareciendo temas variados y
novedosos. Es un momento excelente para recopilar las que ya no circulan
y que tenemos olvidadas en cajones en nuestros hogares. Nos sorprenderá
ver acuñaciones que pasaron inadvertidas en su momento y ahora, juntas y
debidamente colocadas, puede ser el comienzo de una colección y el
nacimiento de un nuevo numismático. La visita a museos o exposiciones
nos facilitará la visión de nuevas piezas. Sorprende el hecho de
encontrar monedas con denominaciones tales como denarios, dinares,
maravedís, escudos, dineros, etc. nombres que nos suenan de algún libro
de texto o alguna película histórica. Avanzando en el tiempo y
acercándonos a nuestros días, otros vocablos avivan el recuerdo de
nuestros mayores: monedas con apelativos tan populares como “perra
chica” o “perra gorda” haciendo referencia a los céntimos en la Primera
República, o la famosa “rubia”, nombre que el pueblo llano le dio a la
peseta de latón de 1937 por su color amarillo y que más tarde heredarían
todas las monedas de una peseta de cobre. Los más jóvenes ya no las
recuerdan; de hecho, creo que incluso se sorprenden de ver el tamaño de
aquellas otras tan habituales en nuestros bolsillos hasta hace pocos
años, como las de 50 pesetas, o los valores tan poco habituales como la
moneda de 2,50 pesetas.
http://www.laregion.es/opinion/18341/27970/
un saludo