Con el crack del 29 y la posterior depresión de los años treinta, en Estados Unidos, muchos hombres se encontraron con que un nickel era todo lo que les quedaba en el bolsillo.
Modificar una moneda era un recurso barato y eficaz para despertar la simpatía del prójimo y hacer que la mísera cantidad creciera en valor, tal vez canjeándola por un techo bajo el que pasar la noche o un plato de sopa. Todavía quedan muchas monedas de cinco centavos que se pueden modificar, comprándolas en cualquier rastrillo o tienda de numismática a buen precio. Muchos conservan el año en que se acuñó la moneda, que siempre le da un aire de misterio al ejemplar.
http://www.sopitas.com/site/272315-los-centavos-vagabundos-de-paolo-curcio/
UN SALUDO
PD LA TERCERA IMAGEN TIENE GUASA JEJEJE