Un crimen y una maldición deciden el destino del mosaico. Un crimen de Estado cometido a miles de kilómetros de Hispania. En Roma. El 18 de septiembre del año 96 de nuestra era, el emperador Domiciano, el último flavio en cuyo honor se levantó el edificio donde se hizo el mosaico, es asesinado a puñaladas en una intriga cortesana. Nerva es el nuevo emperador. Inmediatamente, el senado -en una decisión que se tomó solo un par de veces más en la historia de Roma- lanzó una maldición: la 'damnatio memoriae'. La condena de la memoria: las monedas de Domiciano fueron fundidas, se borró hasta su nombre de los registros públicos. Todo lo relacionado con Domiciano debía ser destruido. Incluso su edificio en Cástulo. Paradójicamente, la condena es lo que salva al mosaico e, indirectamente, lo que ha resucitado el yacimiento linarense.
http://www.ideal.es/granada/planes/201407/13/aventura-arqueologia-castulo-20140708172407.html
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