En el s. XVIII la revolución industrial en Gran Bretaña determinó la necesidad de enormes sumas de dinero para levantar las nuevas fábricas.
En el año 1797 se produce una profunda crisis financiera, que forzó la suspensión de pagos del Banco Central. Las escasas monedas que contenían sus bóvedas provenían principalmente de las Casas de Moneda españolas, que habían sido conseguidas bien a través del comercio o de la piratería. Para permitir la circulación de estas piezas el Ministerio responsable de la Hacienda Pública autorizó el punzonado de las mismas con un pequeño punzón ovalado que contenía el busto de Jorge III de Inglaterra. Su valor en el mercado fue de 4 chelines y 9 peniques. Pronto surgió el problema al aparecer gran cantidad de falsos punzones, que en muchas ocasiones eran difíciles de distinguir. Su utilización fue tan común, que cada emisión de contramarcas oficiales debía retirarse después de un corto periodo de circulación.
Moneda base: Carlos IIII 8Rles. 1795 Lima I.J., medidas 40 mm.; peso 25,93 gr.
Contramarcas: JC 22 ( no conozco su origen y significado, puede ser una marca particular)
Resello Inglaterra 1797: pequeño punzón oval con el busto de Jorge III
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