Una mañana de marzo de 2012 sonó el timbre de la puerta de la casa de Kurniawan en Los Ángeles. Eran agentes del FBI. Encontraron en la cocina una fábrica dedicada a la falsificación de etiquetas. Los agentes no se sorprendieron en lo más mínimo: hacía años que le seguían la pista. Este catador de vinos tramposo se había montado una red que le proveía de las botellas vacías de vinos antiguos o raros que habían sido servidos en los saraos y cenas de muy altos vuelos de Nueva York, Los Ángeles o París, que él, a su vez, rellenaba con una mezcla de vinos, en su mayoría de California, y con una etiqueta debidamente trucada.
https://www.lavanguardia.com/vida/20190908/47193100619/rudy-kurniawan-vinos-coleccionista-estafador.html
UN SALUDO