Una bala, la más hábil, atravesó la carrocería, el asiento trasero y el delantero también, y vino a dar en la diana de una moneda que llevaba impresa el brillo deslumbrante del protagonismo y que el chico llevaba en la cartera del bolsillo trasero de su pantalón como si fuese un amuleto. Se convirtió en un extraño chaleco antibalas que evitó que le destrozara el glúteo y quién sabe si la cadera también. Fue un milagro que una moneda de 50 pesetas de valor monetario insignificante, tan oportuna y tan corriente, pudiera detener en seco una bala que pudo resultar tan cara. Después vino la fría disculpa oficiosa y profesional y la consiguiente, supongo, reparación de la chapa agujereada.
https://www.noticiasdenavarra.com/2019/11/25/opinion/cartas-al-director/la-moneda-de-una-sola-cara
UN SALUDO
PD cuidadito con lo que haceis en esos sitios oscuros jejejee.....