Y aquí llega el dato importante: a temperaturas altas, la energía necesaria para mover estos defectos disminuye y el metal se puede deformar con poco esfuerzo. En cambio, si el metal está frío, la energía necesaria para mover los defectos incrementa. Como resultado, cuando se aplica una fuerza sobre el metal frío, los defectos no se mueven de su sitio y simplemente acumulan tensiones a su alrededor hasta que el material cede bruscamente y experimenta una rotura frágil.
https://www.larazon.es/ciencia/20200504/zkg7zmcpfnhr7ma5ylasj4ltoi.html
UN SALUDO